Caminaba decida, ansiosa de todo cuanto le esperaba, con una sonrisa en los labios que de pronto se le hacía algo culpable. Dejando atrás una vida que no era la suya, que le habían impuesto, pero que no podría odiar, pues aun le guardaba cariño a la gente que allí dejaba.
Habían sido años de opresión, años de obediencia, de sumisión; mucho tiempo de caminar triste por los pasillos del monasterio, intentando explicarse o convencerse a ella misma de que su deber estaba ahí. Jamás pudo sentir ese "llamado" que ella consideraba importante. Desde muy pequeña fue educada creyendo en las leyes de la iglesia y del matrimonio, pero lo cierto era que ella había preferido encerrarse en el monasterio a verse junto a cualquier hombre, al cual sabía no haría feliz. Ella estaba llena de fé, convencida de que ambos caminos podían compatibilizar, que la sociedad y sus padres eran demasiado conservadores.
Sus valores estaban intactos, era la misma chica que cuando pequeña jugueteaba en el patio del internado católico que le habían destinado sus padres.
No había renunciado a su vida de respeto, no había saltado a la perdición. Ella solo quería ser amada; quería sentirse bella, no por vanidad, sino para agradar a alguien más. Sabía que su familia no lo entendería y venciendo el temor a los castigos de su padre, había dejado los hábitos para correr libre hacia el amor.
Caminaba de prisa, con cientos de miedos, levantaba sus brazos liberados de las túnicas que opacaban su piel y sentía su corazón hinchado de felicidad. Se había propuesto seguir amando a Dios, pero no consagrar su vida a él... ¡No en la forma que todos esperaban al menos! No con un indeseado celibato, no con rezos incrédulos y obligados, sino con alegría, con misericordia de aquellos que necesitaran ayuda. Ella no pretendía ser rebelde o cuestionar a la iglesia, ella solo quería ser artesana de su vida. Reconocía los errores de su religión, pero la amaba profundamente.
Iba al encuentro de aquella chica que había dejado ir tanto tiempo atrás, por quién ahora había dejado su cobardía, por quien había cerrado su etapa sin rencores, por quien su familia le había impuesto un castigo al considerarle pecadora, por cuyo amor sabía que no ardería en el infierno.
Hoy caminaba siendo otra, caminaba con ansias infinitas... caminaba sintiéndose menos novicia y un poco más mujer.
4 Semillas de Amapola:
WOW... una cosa similar m pasa... pero ... bueno no sé..
me gustó... eso de empezar de atrás hacia el presente... siempre m encanta!!
esa si es netamente inspirada en mi vida xD
bueno, no al extremo de ser monja... pero si el conflicto religioso... fui a un colegio de monjas, católico a morir, mi familia es casi opus dei... asique complicado!
Me parece hermoso la historia...mas alla de su amor...la libertad que decide tomar...
Si... aun que sean cosas pequeñas, tomar las riendas de tu vida te da una libertad unica.
saludos y gracias por leer
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Invitación: vientos cálidos y sumisos me llevan a plasmar trozos de alma. Te envio esos vientos para que puedas hacer lo mismo.
Un beso fraterno y un abrazo infinito.